Apunto, descanso, rutinas, cambiando tradiciones.
Creo, escribo, pienso e imagino.
Vengo a brillar desde hace no se cuánto tiempo, quizás desde hace unas eras, desde hace no se cuánta distancia, quizás años luz.
Imagino que mi alma quiere enseñarme el camino, la vida se piensa que es una subida y bajada de emociones constantes, pero si lo miramos con la perspectiva suficiente, alejándonos de nosotros mismos, quizás podamos ver que esta vida viene a seguir un camino en línea recta, desde el nacimiento hasta el último soplo vital de energía que nos rodea.
En este pensamiento, me he alejado bastante de mi propio cuerpo como para ver una pequeña luz. En esta luz, rodeada de tanta oscuridad, voy a guardar mi alma, así con esto, pienso que mi ser se refleja en este universo, consiguiendo ese punto de apoyo que me haga cambiar el mundo, al menos mi mundo, cambiarlo y mejorarlo, llevarlo a un estado de claridad mental, con su fuente de ideas, con su progreso de cada proceso, con la suma de los procesos que me hagan un camino más saludable, placentero, cómodo, cálido y protegido. Hacer magia creando nuevas conexiones neuronales, hacer magia con la poesía de la vida, respirando, encontrando personas que sumen momentos de bienestar recíprocos.
Ver la magia en cada día, desde el milagro de la vida, hasta el ciclo del agua, su memoria, los patrones de viento, la protección electromagnética, desde mi corazón, hasta las propias ondas de la Tierra. Sincronizarme con la resonancia de este planeta. Viviendo, viendo la magia del sueño y las distintas realidades que nos da el descanso, la meditación, la calma, llegar a un estado de Shamadi, al menos una vez al día cada día, ya sea escribiendo, paseando, meditando, leyendo, con un café, en verdad no importa mucho la acción, si no la reacción que este estado puede ofrecernos, estar en paz con el universo.
Con la mente clara, que acepta, cambia lo negativo que podamos sentir, para continuar viendo y relativizando, para aceptar y dejar fluir los momentos, las emociones, los pensamientos, los deseos, las inquietudes, hacia un plano de realidad donde se puede hablar, rectificar y madurar ideas desde un punto de vista neutro, observando, para poder traer algo positivo.
Siendo el punto positivo lo que nos haga vivir viendo la belleza del mundo, los silencios de la niebla, la pasión de las llamas y el fuego de una chimenea, la limpieza de la lluvia, el sonido de la nieve, la magia de la naturaleza.
Voy a fijar en la luz que veo meditando un sentimiento de amor, para por lo menos cambiar el motor del mundo. Una semilla de amor de luz que consiga viajar esta distancia es la única semilla que puede lograr un cambio sustancial en este mundo. Naturalizar la humanidad, humanizar la naturaleza, ser un espejo de luz, es la única manera de ver los distintos sentidos para mantenerme en esta línea recta temporal hasta que se acabe mi reloj de arena, con mi brújula intuitiva para no perderme.