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La memoria del agua.

Vivimos como si para cada cabeza cayese la misma lluvia. Como si cada gota de agua no reconociera a que seres mojar con su vida.

La memoria del agua marca un camino en cada persona y es en este camino en el que debemos elegir, salir a mojarnos, o resguardarse de la tormenta. Con un hecho tan simple, se crean ciclos y se rompen caminos, se crean nuevas sendas por las que caminar.

Es difícil escoger los pequeños objetivos, los cuales nos brindarán unas oportunidades u otras.

La memoria del agua brinda caminos, brinda días de reflexión, brinda momentos en los que sentir el poder de la naturaleza.

No todo el mundo se para a escuchar como el sonido de la lluvia sobre una tela puede ser el mismo sonido que hace el universo. El ruido blanco, nos dice en cada tormenta de que fractal venimos, en que cuerda vibramos. Hasta que nos corten el hilo de vida.

Me pregunto cómo puedo exprimir la vida en los momentos que tengo de meditación.

Me gusta ver mi estrella entre tanta oscuridad, es algo que me ayuda a seguir hacia delante. Es increíblemente bonito ver la luz entre tanta oscuridad, aunque sea una microluz desde aquí, seguro que estando orbitando a su alrededor puedo imaginar la cantidad de distancia que hay, mido años luz, mido tiempo en microsegundos y ahí está para mi, para no perderme, para que la memoria del agua no me olvide. Puede que algún telescopio le haya podido poner un nombre, mientras yo sigo pensando en agradecer y mostrar mis respetos a la luz que hay en mi meditación. Dicen que con un punto de apoyo puedes cambiar el mundo. Ahora bien, ya tengo el punto de apoyo, solo espero cambiar yo para ser mejor, más humano, y si llega mi luz a la humanidad desde aquí, me alegraré más todavía.

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Silencio

Silencio, dentro, entro, salgo, me miro desde fuera, unos metros alejado de mi persona, viéndome desde arriba con la imaginación, proyección visual, a veces la aumento hasta salir del mundo. Nivel de abstracción aumenta, nivel de confianza que me destroza si pienso en mi oscuridad, que me eleva si pienso en mis logros, y así pienso que estoy en equilibrio si completo mi parte de luz, si completo mi espectro, encuentro el equilibrio espiritual en la escritura, cada día sumando algo de pureza, cada día quitándome algo de odio, cada día inventando un nuevo texto, todos borramos nuestro pasado por propia supervivencia. En los recuerdos somos espectadores de nuestros propios actos, de nuestras propias palabras, en los recuerdos somos simples espectadores de una vida que no volverá y si vuelve volverá cambiada, de otra manera, en el futuro solo imaginamos esperanza, deseos, por esto es tan difícil mantenerse en el momento presente con sus infinitas variables que viajan a la velocidad de la luz.

Se deforma el espacio-tiempo, se renuevan las vidas, los procesos vitales, se renuevan los espíritus, en constante cambio, la contradicción del constante cambio, ahora solo veo los cambios como algo aleatorio, externo, mientras cuido mi interior desde fuera de mi ser, mientras cuido mi exterior con mi energía interna. Ideas que surgen a una velocidad que no puedo retener. En los recuerdos a veces soy un espectador que sufre, en la imaginación veo un futuro lleno de ansiedad y dudas. Si tengo algo cierto es que puedo hacer que este presente avance hacia el equilibrio, hacia el equilibrio de la calidez de los cuidados, del cariño, hacia el equilibrio del trabajo emocional que hace que compartas la soledad de otra manera, desde la escucha, la atención, en este espacio tan increíble que parece que ya tiene vida propia, en estas palabras que parece que ya tienen vida propia, formando un sujeto libre, tranquilo, responsable, aumentando la virtud, haciéndome creer que valgo, que cuido. Me auguran una vida difícil, un camino de vida duro, donde tendré que sacar toda la amabilidad de mi espíritu, la gentileza de mi ser, el cariño de mi sabiduría interior para poder superar lo que venga. Lucho cada día por sufrir un poco menos, dejando de ser espectador y convirtiéndome en creador de mi propio sujeto, aunque la telepatía nómada tenga otra vida propia, pero pienso que siempre estuvo ahí, queriendo salir de mi, y me hace ser solo un medio para comunicar el poder de la luz y su espectro. Presente, en cada palabra, en cada cambio a mejor, espero poder integrar toda esta sabiduría y conocimiento de mis palabras en mi ser.

En el punto cero de equilibrio. En la no forma, en la abstracción, en la proyección, en la perspectiva, fuera de ángulo, oscilando todo el mundo a mi alrededor y yo mientras sintiendo, compartiendo, queriendo. Cierro los ojos y aparece la sombra de la pantalla, vacía, solo el contorno, las letras no están aquí, no están en mi mente, no están en mi ser, están en la fuente de la inspiración a la que me conecto, veo como desaparece la sombra de la pantalla, pero las letras siguen creciendo. La vida del lenguaje es tan corta como cuando termináis de hablar, como cuando termináis de leer, como cuando ya no se quiere escribir más. Entonces queda el silencio, llenándolo todo. Aquí viene la parte difícil, estar a gusto en ese silencio de ideas, pasados, futuros, en ese silencio donde no hay búsqueda, no hay encuentro, no hay revelación, no hay palabras, ni imágenes, solo está la parte del espectro que desconoces, la vibración que desconoces, la energía que desconoces, hasta que aparece un nuevo camino, te espera una nueva vida, en otro día, en otra realidad. Salgo y entro de mi propio silencio interior, salgo y entro en tus silencios, por esto quizás me olvidan o me quieren, no lo sé. El caso es poder componer algo que al romper el silencio te ayude cuando estés solo y no tengas con quien compartir tu soledad. Antes me preguntaba que cuánto precio emocional cuesta mantener un vínculo, cuánto cuesta mantener una confianza, ahora pienso que la respuesta es la comodidad de tu silencio, si te sientes más tranquila en tu silencio durante un largo período de tiempo, al final terminas por perder la confianza. Aún así espero que podáis encontrar la calidez de mis palabras cómo una buena noticia, un pequeño logro, donde gana la inspiración, donde hago que despierte otra mente en otro plano en el que dejas de querer el control y fluyes con lo que la vida te presenta. Otro día romperé el silencio, crearé un nuevo texto, volveré para que sepáis un poco más de la fuente de la inspiración, esa que se encuentra en cada retiro, alegría, presente, vibración, eternamente en lo efímero del infinito…

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La maleta sin hacer

Tengo la maleta sacada, sin hacer, el depósito a medias y el miedo de conocer a una persona nueva, a una vida nueva. Cuando solo quiero sentir paz mental, espiritual, existencial. Pienso que al miedo hay que desmigajarlo y pisar sobre este, pisar a fondo y dejarlo en el humo atrás. Resulta que si hablo de mis miedos no es para que se rían de mí, si no para sufrirlo, comprenderlo y pisarlo, en cada paso, en cada kilómetro. Podrían preguntarme, ¿por qué tienes miedo?, pero parece que rara vez esa es la respuesta, es entonces cuando veo el fondo y pienso, ¿para qué dar otro paso, escribir otra palabra, hacer otra llamada, buscar la compañía y el cariño fuera de mi?. Si todavía estoy construyendo mi confianza, equilibrio, fuerza, cariño, por eso me aíslo, para construir desde mi conexión con la esencia.

¿Por qué voy a buscar en otra persona lo que no encuentro dentro de mi ser?

Y es aquí donde encuentro mi equilibrio, paz, confianza, seguridad, tranquilidad, cuando me sobran palabras y me faltan silencios de cariño, cuando me sobran palabras y me falta cuidar mi interior, el cual llevo cuidando unos pocos años. Hasta ahora, hasta el punto de escuchar a los demás y escuchar a mi vida. Que me pide que viva, que avance, que deje los prejuicios, el odio, mi vida me pide que deje amor en mi ser, en mi silencio, en mis tiempos de soledad compartida, que arregle las roturas desde la atención y la adaptación al cambio, a la renovación, pero sigo con la maleta sin hacer y el día se acaba, aunque espero que no se acabe la oportunidad, sigo con la maleta sin hacer y mi mente ya está en otro lugar, mi espíritu ya ha viajado.

Ahora cuando viaje otro día quiero hacerlo despacio, para no dejar al alma atrás por el camino.

Ahora cuando viaje otro día quiero ir con toda mi sabiduría interior, experiencia, aprendizaje.

En otra realidad ya me tienes presente, es curioso, al final no me atreví a salir, llenar el depósito, hinchar las ruedas. Parece que siempre aparece un pasado para retenerme, me pregunto, ¿por qué no puedo sentir la aventura, el placer de ir hacia el mar? Me pregunto si soy débil porque me hacen sentir débil, o me cansé de ser fuerte, me pregunto si soy débil porque me siento débil, o porque me tienen atrapado. Es curioso que se cuestionen todos mis movimientos y los demás no se fijen en los suyos, es fácil salir de la rutina si te pones a escribir y cuentas una historia, es cada vez más difícil protegerse a uno mismo. No sé, falla la intuición, fallan las personas, fallo yo y la vida sigue…

La vida sigue en otro viaje que no completas, en otros estudios que no terminas, en otros prejuicios, la vida sigue en las mismas calles distintas, en tiempos y velocidades distintas de personas distintas que buscan algo fuera de sí mismas mientras yo sigo mirando hacia mi interior, descubriendo que nací con la armonía rota y ahora soy una partitura mal compuesta y mal interpretada, mal practicada y mal ejecutada, nací con la armonía rota mientras que he tratado toda mi vida de afinarme, ajustarme a los tiempos, al compás, ajustarme a fluir con las vibraciones de las personas que aparecen en mi vida, me gustaría ser esa partitura que lleva guardada siglos y descubren y arreglan y de repente sorprende al mundo con toda la alegría guardada en el interior. La vida sigue en cada segundo que nos separa, en cada segundo que nos acerca…

Me gustaría ser esa vibra que te trae la tranquilidad, la paz. La emoción de que la vida va deprisa y nadie corre, porque cuando quieres hacer las cosas bien no corres, paras y piensas, paras y sientes.

Siento ideas, materializo palabras, escribo para soltar las cargas emocionales heredadas. Otra vez en este mundo, donde la vida sigue, donde despierto y me pregunto si este día mereceré la alegría de verte otra vez, o será otra rutina oscura de aislamiento en textos, sintiendo ideas, que vengan del sol, directas a mi amanecer de humo, de frío, del frío que dicta que falta energía, conexión, cuando falta la calidez del carisma, en este prisma que refracta, refleja, sin saber en qué color del espectro me muevo hoy, sin saber si me refracto o me reflejo, siendo otro rayo de luz que viaja ocho minutos para llegar a la Tierra y me llena para que no me veas. Para que no me veas, ni perdido ni encontrado, ni buscado ni querido, ni ocultado ni alegre, ni triste ni libre, en el vacío. Donde personas llegan, cuentan, preguntan, rompen, arreglan, dejan parte de sus emociones y se van.

Mientras dejo mi trabajo emocional en otro texto, para no llenar la maleta, otra vez en este mundo, la vida sigue en cada segundo que nos separa, en cada segundo que nos acerca, como un latido, como una respiración, como una pulsación que pasaras de largo, que no tendrás en cuenta… Otra nota vacía que dejo escrita para contarte, que todos quieren mi bien pero nadie me da la cura, otra nota para contarte que por mucho que se pongan en mis zapatos, no hay quién entienda este sufrimiento. Otra nota sin respuesta.

Otra vez en este mundo gris, que completo con la escritura, siento que cada vez necesito menos para ser feliz, me he acostumbrado a la escasez de sentimientos, a la escasez de amor, me he acostumbrado a quererme en la telepatía nómada, dónde soy yo el que se libera, se entiende y con poco más me basta.

Al menos vuelvo a sentirme vivo cuando estoy frente a las teclas, frente al folio, vuelvo a sentirme vivo en cada palabra que cuento mientras dejo de contar, me he quedado en el silencio una larga temporada y me he acostumbrado, al final con el silencio la gente te deja de hablar, porque en cada vibración de cada palabra hay un sonido que rompe la armonía del silencio, cuando yo veo el silencio como lo mas poderoso que hay en este mundo, está libre de ruidos y de interferencias, por esto lo más poderoso es el silencio. Cuando sales del péndulo en el que oscila la vida es un nuevo renacer. Quizás renací para permanecer callado, pero por lo menos lo dejaré escrito. En la era de la comunicación la mejor respuesta es el silencio, tiene mucho mas valor y mejora tus otros sentidos.

Sentí el silencio al tener la maleta vacía y entonces pensé, tengo que seguir viajando hacia mi interior, a mi manera, en mi propio viaje espiritual, no necesito caminar en esta vida sin dirección porque la propia vida me dará el sentido y la dirección, el viaje es hacia dentro, para poder reflejar y refractar tu propia luz, el viaje es hacia el interior de uno mismo, para iluminar desde dentro, cuando iluminas, no te hace falta viajar, ni buscar, las personas aparecen y llegan a ti, cada uno te enseña su propio aprendizaje, todos somos maestros en el algo y aprendices a la vez en esta vida.

No paro de aprender de mis silencios, de la escucha, de la visión, de la intuición, hacen que se reflejen ideas en mi mundo interior y así sigo, necesitando menos, deseando menos, generando más ayuda a las personas que me leen.

Es difícil explicar este estado, mantengo el equilibrio de unificarme con mi ser en mi presente, cuando siento la luz del silencio. Una respiración y la vida sigue en este mundo mientras me siento tan débil, tan frágil y tan distinto como un pequeño universo que renace cada día en distintas dimensiones aleatorias que se repiten, mientras ahora veo los patrones de las repeticiones rutinarias y me abstraigo para caer en la plenitud del círculo de la vida y observarlo desde fuera, estoy aquí de paso, con la maleta sin hacer, algunos objetos perdidos en esta vida, mis maestros bajo tierra que seguro se han convertido en estrellas que me protegen. Algún día los veré de nuevo, los sentiré de nuevo, en un olor, en un trabajo o en un viaje, ¿quién sabe?, mientras, sigo aprendiendo y siendo maestro de la luz del silencio.

Como esa maleta que al final no haces, como ese camino que pospones, como esa meta que persigues cada día, cada vez más lejos, cada vez más cerca, parando el reloj de arena de mi vida, es como si necesitara que no cayera ni un grano mas de arena en ese reloj de vida. Para que no se agote, para sentirme eterno en un presente efímero que se escapa. Sentirme vivo al narrarlo sin saber los caminos que cierro, los que abro, los que me esperan, viéndolos todos como un mismo camino. Centrarme en un objetivo que se consigue a base de abstracción en la escritura, abstracción en el estudio, abstracción del presente que nos distrae a cada segundo para que no nos centremos ni tengamos la capacidad de ver las cosas con perspectiva, mientras yo veo la misma perspectiva desde hace diez años. Centrado en la abstracción de esa partitura que se construye en la claridad de una mente que ha perdido deseos. Trabajo emocional bajo la escritura preclara, la escritura de la fuente de las ideas, fuera de los estímulos, en el no ser de la meditación para llegar a sentirme uno en la vida y sus círculos, sentirme uno completo con lo que hay, guardando energía, guardando para ser uno. Soluciones, otra maleta sin hacer, otro viaje que no se cumple, toca viajar al interior, a llamar a mi corazón, para construir, crear, creer, ¿será posible?, la naturaleza ya no me llama, las calles ya no me llaman, pocos amigos me llaman y no pasa nada, mientras yo siga llamando a mi corazón para encontrarme en otro día de este mundo gris de rutinas y velocidades distintas, otra vez observo, volveré a crear el valor de la resistencia en mi mente, o mejor, haré de mi mente un condensador, donde almacenaré energía y mis palabras serán mi amplificador emocional, soy nuevo, soy mejor que ayer y con eso basta, aunque aún tenga la maleta sin hacer, porque para viajar a mi interior no me hace falta equipaje, meditación y ser, intuición y escucha, protección y paciencia, la fuerza de saberse válido, la fuerza de las palabras que te llevan a encontrarte fuera de los ciclos del no ser para poder disfrutar de momentos de buenas compañías en pequeñas dosis.